agosto 12, 2017

Scarleth Cárdenas y Maribel Corcuera cuentan su historia de amor

Hace dos años armaron familia con los dos hijos de la sicóloga y en marzo firmaron el Acuerdo Civil con una gran fiesta setentera organizada y decorada por ellos cuatro. En una profunda y honesta entrevista, esta pareja de mujeres cuenta su historia de amor, sus intentos por tener una niñita y cómo formaron ese lazo sólido que las llevó a vencer temores, prejuicios y formar un núcleo del que se sienten orgullosas.


Scarleth Cárdenas y Maribel Corcuera nos abren la puerta de su casa y, a corazón abierto, nos cuentan cómo es la vida después del AUC, sus hijos y la familia. Aquí, un adelanto de nuestra portada exclusiva disponible en todos los kioscos desde el viernes 11/8.

A comienzos del 2015, Maribel no atravesaba por un buen momento personal. Además de sus problemas de salud, estaba en pleno proceso de separación de su segundo marido. Su primer matrimonio —en que nacieron sus dos hijos— no duró nada, y se hizo cargo sola de sus niños. Su segunda experiencia, que duró tres años, tampoco fue buena. Jamás sintió por parte de su pareja contención, apoyo ni cariño.

“El prácticamente tenía otra vida”, confiesa. Esa situación llevó a esta ex alumna de Las Teresianas, hija de familia conservadora y hermana de un ex cura jesuita, a aislarse de todos, dejando de hablar, incluso, con sus mejores amigas. “Me sentía muy sola. Mi ex marido me aislaba, y yo caí en ese juego. Ni siquiera tenía una vida con él. Hasta que un día dije no puedo estar así, ¡tengo que recuperar mis redes de apoyo!”.

Maribel recuerda que una tarde, estando en la caja de un supermercado comenzó a hacer una lista de personas con las que sabía que contaba. Se acordó de Scarleth, del cariño que le tenía y le escribió un whatssap invitándola esa noche a tomar una copa de champaña a su casa. “Ella me respondió al tiro; ahí pensé la cantidad de gente que se te cruza en el camino y no la ves”.

Esa velada fue crucial para el destino de ambas. Una noche en que Scarleth compartió largo rato con los hijos de Maribel, en que se contaron sus vidas completas; sus penas, alegrías y lloraron juntas. La periodista también tenía una historia profunda que contar, marcada por un origen sencillo y de mucho esfuerzo para salir adelante. La conversación se extendió hasta la madrugada.

A partir de entonces, cuentan, nunca más dejaron de hablar. Conversaban por chat el día completo y las salidas a comer o a tomar café —donde la pena y llantos de Maribel eran habituales—, se hicieron recurrentes. Al punto que un día Scarleth de manera casi inconsciente subió una foto a Instagram de un vaso de café y una servilleta donde escribió: ¡soy muy feliz! Y luego agregó: “Gracias a la persona más especial por regalarme un poquito de felicidad”.


Cárdenas, quien admite hablar muy poco, se sorprendió de lo que llegó a expresar. “Me descubrí haciendo cosas que jamás había hecho. Ahí me di cuenta de que la amistad había cambiado”. La conductora de radio Bío Bío y de los canales regionales de Arcatel y del Senado también atravesaba un proceso personal. Tras 16 años en TVN, donde asegura, se “embruteció” con el trabajo —entraba a las 7 AM y regresaba de madrugada—, luego de su salida comenzó a sentir que tenía una vida; a darse tiempo para los amigos… y para el amor. En cierta manera, ella también se había aislado. A pesar de la evidente atracción que sentían, Maribel no se daba cuenta de sus sentimientos hacia la periodista.

“Un día hablando con una amiga sicóloga, le cuento que Charly —como llaman sus cercanos a Scarleth— es tan simpática, que fuimos a tal parte, y ella me dice: ‘¿Tú te das cuenta de que te gusta?’ ¡¿Pero cómo me va a gustar?!, le dije. Ella me respondió: ‘¡Obvio que sí! Encontraste lo que siempre quisiste: una persona cariñosa, protectora, que te da seguridad pero que tú también puedes cuidar. Alguien con quien formar una familia y tener una vida’”.

La sicóloga, que nunca antes había estado ni se había fijado en una mujer, lejos de alarmarse ante esa posibilidad, pensó que su amiga tenía razón. “En Charlyta había encontrado todo: una partner, con quien tener una vida de a dos, ¡un proyecto común! Ambas buscábamos lo mismo, siendo muy distintas”. Asegura no creer en los conceptos de gay u homosexual. “Por mi profesión, tengo claro que el ser humano es por naturaleza bisexual. Uno se siente atraído por la persona, más allá de su género. Quizá me lo cuestioné, pero jamás me detuve a pensar qué hacer. Dejé que las cosas fluyeran para ver qué ocurría. Hombre o mujer, ¡me habría enamorado igual!”.

Scarleth, por su parte, en su etapa escolar y universitaria había pololeado con hombres. La primera vez que se enamoró de una mujer fue cerca de cumplir los 30. “Esa vez hubo coincidencias con ella, me llamó la atención y pensé: chuta, ya no la miro tanto como amiga.Después me pasó algo similar con otras personas. Tras la muerte de mi abuela, una pena profunda me llevó a ver a una sicóloga, quien, entre otras cosas, me sugirió transparentar lo que soy con la misma naturalidad con que lo vivía. ‘¿Quién podría cuestionarte si tienes un corazón gigante?’, me dijo. La gente es malintencionada, además, yo no era noticia de nada. No soy como aquellos periodistas que se sienten protagonistas de la historia. Cuando me preguntaban por mi vida personal, me sentía violentada. Salir a decirlo, ¿a propósito de qué? Hoy tengo motivos; ¡mi familia!, a quienes quiero que cuiden y respeten”.

En abril de 2015 partieron a un viaje solas a San Pedro de Atacama. Era la ocasión que necesitaban para aclarar la situación en que se encontraban. Scarleth cuenta que una vez más se vio haciendo cosas insospechadas en ella. “Yo que no tomo, en uno de los tours me descubrí comprando una botella de pisco sour, metiéndola en la mochila y tomando por las calles de San Pedro. Estaba arriba de la pelota, feliz, encontraba que todo era chistoso… En el fondo, estaba armándome de valor porque, para variar, no me atrevía”.

Esa noche conversaron y la periodista fue directa: le propuso a Maribel pasar el resto de su vida juntas. Y aunque la sicóloga estaba clara en sus sentimientos, le recordó que tenía dos hijos. “Si es lindo tener una mamá, imagínate la maravilla de tener dos”, fue la respuesta de Scarleth. Maribel confiesa que esa frase la enloqueció de amor. “Fue concreta, tomó la decisión de armar una familia. Me dijo: ‘ahora somos cuatro; se acabó el llanto, se vienen puras cosas lindas por vivir. Esto hay que armarlo ya, ¡sin espera!’. ¡Qué me iba a cuestionar lo que diría la gente, si lo que sentía por ella era fuertísimo! Si algo tengo en la vida son habilidades sociales, y al que le gusta bien, y al que no, ¡también! En esto uno no daña a nadie”.

La determinación de Scarleth fue porque sintió que su pareja le entregó esa otra parte que desconocía. “Soy de ese Chile provinciano, humilde, que habla poco, que a veces tiene susto y de una generosidad infinita. Soy calladita, pero con mucho que dar, ¿a quién se lo entregaba? Esa era mi vida. Y me encontré con ella que es tan distinta, que viene de una vida más acomodada, que habla y expresa mucho y se viste distinto a mí; con dos hijos, donde no había un padre. Yo tampoco sé ser mamá, nadie te enseña, pero puedo aprender; corazón tengo”.


La convivencia fue rápida. De regreso a Santiago, Maribel formalizó su divorcio y al poco tiempo partió con sus hijos a vivir al departamento de Scarleth, quien ya venía estrechando lazos con los menores con salidas los fines de semana, partidos de fútbol y picnics en el parque. Y de los juegos, los niños pasaron a una mayor necesidad de presencia. Ambas recuerdan que cuando llegaba la noche y la periodista los iba a dejar a casa, el más pequeño lloraba porque no quería separarse de ella, al punto que un día una profesora del colegio le preguntó a Maribel quién era Scarleth, porque el pequeño decía que la extrañaba y no quería que estuviera sola. Más de una vez incluso le propuso a su mamá la idea de vivir los cuatro juntos. Por eso al momento de la convivencia, la sicóloga no les dio mayores explicaciones.

“Había atendido a familias homoparentales y lo recurrente es, ¿cómo les decimos a los niños? El desarrollo cognitivo es tan importante como el emocional, mientras son pequeños su pensamiento es muy concreto, entonces explicarles un concepto que les resulta inexplicable, solo les crea disonancia con lo que entienden. En mi caso, verlos tan felices, no había más que explicar, ya que la emoción era maravillosa. Cuando tengan dudas, las preguntarán”.

Maribel recuerda que por esos días estaba por promulgarse la ley Acuerdo de Unión Civil y su hijo mayor, al entender de qué se trataba, le preguntó si ella con Charly se casarían y, de paso, qué relación tendrían ellos con Cárdenas. “Le dije que serían sus hijos, pero también lo son sin ese papel porque hay distintas maneras de ser madre y de ser familia. ‘¿Podríamos ir los cuatro al registro civil?’, me dijo; ¡así es que ellos nos propusieron matrimonio!”. Scarleth cuenta que apenas se promulgó la ley, los menores les cobraron la palabra. Juntos fueron a pedir la hora y el 3 de marzo, la pareja firmó la unión civil con una fiesta setentera organizada y decorada por ellos cuatro, que se hizo en la azotea del edificio donde la periodista compró un nuevo departamento más grande para la familia.

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in